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Una evaluación de la cobertura de vacunas en el Perú

Ante la eventual llegada de la vacuna contra el COVID-19, la estrategia debe focalizarse también en regiones como Puno, donde la cobertura de vacunación no supera el 70%

Texto:
Lorely Requejo

Al 2019, Puno es la región con la tasa más baja de vacunación, según la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2019). En un contexto que espera la llegada de los primeros lotes de vacunas contra el COVID-19, garantizar la distribución y la máxima cobertura en departamentos como este será uno de los grandes desafíos.

A diferencia de Tumbes, donde más del 85% de niños menores de 36 meses tiene sus vacunas básicas completas –incluye una dosis de BCG, tres dosis de pentavalente, tres contra la poliomielitis y una contra el sarampión–, en la región puneña esta cifra alcanza a un 68,1%. Por detrás, le siguen los departamentos de Loreto (68,6%), Madre de Dios (72,4%), Lambayeque (75%) y Ucayali (75,7%).

Foto: Carlos Fernández

Estos datos deberán ser tomados en cuenta cuando llegue la vacuna del COVID-19, ya que en la fase 2 del Plan Nacional de Vacunación se prevé vacunar a adultos mayores de 60 años (el sector más vulnerable frente al virus): al 9 de diciembre, se registraron 25.558 fallecidos (70% del total a nivel nacional) según la Sala Situacional del COVID-19.

Así, en Puno, distribuidas en 13 provincias, existen más de 144.000 personas que conforman este grupo etario, de acuerdo con los datos de su Dirección Regional de Salud.

Si bien aún está pendiente la llegada de las vacunas al país, la necesidad de asegurar la distribución exige volver la mirada al Esquema Nacional de Vacunación. En este se incluye un total 17 vacunas –por ejemplo, contra la varicela, influenza y poliomielitis– cuya conservación requiere de temperaturas de +2°C a +8°C; lo que plantea una diferencia con los -70°C requeridos para conservar la vacuna de Pfizer que llegaría próximamente al país.

Foto: Minsa

No obstante, los datos mencionados inicialmente exigen que, además de mantener esta cadena de frío, sería preciso conocer cuál es la situación a nivel regional en términos de cobertura de vacunación si se espera alcanzar la meta de 24,5 millones de peruanos vacunados mayores de 18 años.

“Debería implementarse un plan de vacunación con esta futura vacuna, sabiendo la realidad del impacto del virus en nuestro país”, reflexiona Juan More, doctor en Inmunología Comparada e Investigador de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

Estrategia focalizada

En un diagnóstico realizado por la Mesa de Concertación para la lucha contra la pobreza, los resultados mostrados en la región puneña responden a deficiencias en cuanto a las gestiones realizadas –por ejemplo, en materia logística–, una alta rotación de funcionarios, insuficiente personal de enfermería y la poca prioridad existente para la vacunación. En paralelo, en la selva peruana el mayor problema es la accesibilidad.

Al respecto, el doctor More recomienda establecer una estrategia que permita identificar las zonas más vulnerables: aquellas donde sea mayor la probabilidad de aparición de un brote. Para tal fin, es necesario recurrir a un estudio de seroprevalencia (cantidad de personas que se ha infectado) a nivel nacional.

“Acá en Lima, según dicen [la seroprevalencia] es 35%. Quiere decir que el 35% de la población se ha infectado en estos 10 meses. Ellos tienen probablemente una respuesta inmune […] al menos de seis meses o un poco más [frente al virus]. El problema está en aquellos individuos que son negativos a la prueba, un 65% que no tiene anticuerpos y son los susceptibles”, explica.

Teniendo en cuenta lo anteriormente planteado, de acuerdo con su criterio, el país aún no estaría preparado para asumir este reto.

Foto: Getty Images

De una opinión más optimista es el doctor Eduardo Verne, pediatra infectólogo del Hospital Cayetano Heredia. El especialista recuerda que las cifras de anteriores campañas de vacunación pueden asomar perspectivas positivas de cara a enfrentar la distribución de los lotes de vacunas por arribar.

“En el año 2006, hubo una campaña de sarampión y rubeola en donde en cinco semanas se vacunó a 20 millones de peruanos. Era una vacuna más fácil de guardar, pero se hizo y no teníamos en esa época tantas cámaras frías como las que ahora sí se están incrementando”, comenta.

El especialista resalta que esta prevención debe ir acompañada del cumplimiento de las indicaciones brindadas en un inicio, como el uso de las mascarillas y la distancia social. Ello en vista de brindar una mejor contención ante una posible segunda ola, luego de que el Instituto Nacional de Salud (INS) diera a conocer el último viernes el primer caso de reinfección por coronavirus.

Foto: Archivo GEC

A su turno, Antonio Pratto, miembro del Comando Vacuna, señala que, en función a los requerimientos de cada vacuna, se evaluará su distribución en los distintos departamentos.

“Una vacuna como la de Pfizer, en la que necesitas -70°C, es muy probable que no pueda llegar a localidades [como las de Puno]. Probablemente, se elija otro tipo de vacuna. Es lo que se está trabajando en este momento” anota.

Una alternativa para el traslado de vacunas fue anunciada por Frank Picho, gerente de Operaciones de AATT Logística Certificada. El ejecutivo señala que lanzaron al mercado un servicio para transportar las vacunas COVID-19 en vista de las condiciones de infraestructura –las cuales no están suficientemente desarrolladas–.

“Utilizamos una flota de unidades de transporte construidas para convertirlas en verdaderos ‘almacenes rodantes’”, indica al respecto.

Foto: AAT

“Construimos las unidades pensando en lo accidentado que es la geografía en el Perú. Hemos elegido una marca de camión que tiene la capacidad de no verse en dificultades en muchos de los terrenos”, añade.

Picho destaca que cada unidad de transporte cuenta con estantería interior de acero inoxidable, aislamiento térmico, equipo de aire acondicionado principal, generador de energía autónomo, sistema de video vigilancia y ubicación geosatelital.

Infraestructura hospitalaria

El desafío pasa también por destrabar proyectos de infraestructura hospitalaria.

En noviembre pasado, la ministra de Salud, Pilar Mazzeti, informó que está trabajando con el coordinador general del Programa Nacional de Inversiones en Salud (Pronis), Fredy Jordán, para encontrar mecanismos que permitan destrabar proyectos de infraestructura hospitalaria en el país.

Foto: GEC

Una de estas obras fue la construcción del Nuevo Centro de Salud de Putina, en Puno. Se trata de una inversión de más de S/40 millones, con el que se espera tener un impacto en más de 18.000 habitantes de la región del sur.