El multimillonario ruso Roman Abramovich, dueño del Chelsea, dio un paso al lado el y anunció que dejaría el club en manos de la fundación del equipo inglés. Tras la ofensiva rusa en Ucrania, varios medios aseguraron que se le prohibiría la entrada en el Reino Unido.
Dos días después, según confirmó un portavoz de Abramovich, el Gobierno ucraniano contactó al empresario para que “ayude a que se pueda conseguir la paz” y sea mediador en las negociaciones en Bielorrusia. El empresario es uno de los hombres de confianza de Vladimir Putin.