En Lima se construye 1 km de metro al año, en promedio. Esto es equivalente a cavar apenas 2,5 metros de túnel al día, es decir, lo que una sola persona podría perforar con una retroexcavadora pequeña, según una empresa de maquinaria con la que El Comercio conversó. Si seguimos a ese ritmo de construcción, faltarían 108 años para ver terminada las seis líneas de metro planificadas para la capital.
Aunque un metro no solo está compuesto por túneles, el avance general de trabajos de las dos líneas que tenemos –una en operación y otra al 31% de obras– es el más lento de América Latina.
La primera piedra de la línea 1 del metro de Lima se puso en 1986, cuando Buenos Aires ya tenía 40 km, Caracas 11,5 km, Río de Janeiro 41 km y Santiago de Chile 25 km. Luego de casi 35 años, tenemos una sola línea operativa de 34,6 km, de las seis que se programaron inicialmente. En esas tres décadas y media, en Ciudad de México se habrían construido 200 km de metro si tomáramos en cuenta la velocidad con la que allá se ejecutan.
Por otro lado, la línea 2 del metro de Lima, aún inoperativa, lleva 6 años construyéndose y solo tiene 5 km de túnel, según una fuente de El Comercio con acceso a la concesionaria. En esa misma cantidad de años, pero entre 1969 y 1975, Santiago de Chile construyó e inauguró su primera línea de 11,5 km.
El metro de Panamá tiene 2 líneas, que suman 37 km. Su línea 1, de 15,8 km, comenzó a construirse en el 2011 y fue entregada en el 2014, es decir, en 3 años (5,2 km por año). La línea 2 del metro de Panamá, de 21 km, se hizo entre el 2016 y el 2019 (7 km al año). La construcción del metro de Brasilia se inició en 1992 y concluyó en el 2001 con 46,5 km, es decir, 5,1 km por año.
La demora para construir un metro en Lima contribuye a que en nuestras calles aún predominen combis y taxi colectivos que realizan rutas hacia donde no hay oferta masiva formal, pero que son focos de contagio.
La primera etapa de la línea 2 inicialmente debía inaugurarse en el 2017. Es decir, hoy deberíamos estar leyendo esta nota en un vagón subterráneo yendo desde Santa Anita hasta Ate. La demora se atribuye a una cadena de responsabilidades entre el Gobierno y la concesionaria para tener listos los terrenos.
“En la línea 2, los terrenos los entrega el Estado, pero los estudios de ingeniería y los permisos municipales los debe hacer la concesionaria. Como la concesionaria no ha cumplido con estos, para ‘encubrir’ su incumplimiento dicen que el Estado no les entrega terrenos”, dice Carlos Ugaz, quien presidió la Autoridad Autónoma del Tren Eléctrico (AATE) hasta fines del 2019 cuando se fusionó con la Autoridad del Transporte Urbano (ATU).
La concesionaria de la línea 2 declaró que no iba a responder, pero una fuente vinculada a esta entidad afirma que “no se puede hacer los estudios de ingeniería en terrenos que no han sido entregados por el Gobierno”. Y añade: “El Gobierno solo ha expropiado el 25% de predios”, dice la fuente.
Lo que parece inexplicable es que 35 años después de haber planeado las 6 líneas de Lima, recién se debata bajo qué sistema se deben trabajar. El presidente de la República, Martín Vizcarra, dijo que las líneas 3 y 4 se harán por un acuerdo de gobierno a gobierno, el mismo con el que se hicieron las obras para los Juegos Panamericanos 2019.
Hoy, luego de publicarse este reportaje, la concesionaria de línea 2 del metro de Lima sostuvo que el avance de las obras del túnel es de 10 km, no de 5 km como inicialmente se declaró. Sin embargo, un informe de Ositrán revela que hasta julio el avance total era del 31%, es decir, un tramo de aproximadamente 8km. La concesionaria sostuvo que no dará declaraciones.
De ser cierta las aclaraciones, la línea 1 del metro de Lima se hizo en 1,4 km por año desde su construcción hasta su inauguración, y línea 2 del metro de Lima a un ritmo de 1,5 km al año, siendo aún la ejecución más lenta de América Latina. Para constatar todas esas versiones y medir la longitud del avance, El Comercio solicitará formalmente una visita a las obras subterráneas.