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Alberto Fujimori
Lima, 28 de julio de 1938.
El (anti) héroe en esta historia, pues fue condenado a 25 años de cárcel efectiva. Si le restamos los dos años que ya llevaba extraditado de Chile y recluido en la Diroes, su pena recién se cumplirá en el 2030. Demasiado tiempo como para que su entorno no buscara un indulto.
Según un mito fujimorista incubado en el 2010, este se lo hubiera dado su hija Keiko cuando ganara la presidencia en el 2011. No pasó eso. Por el contrario, tras el rechazo de Ollanta Humala a una solicitud de la familia, Keiko Fujimori prometió que no usaría su poder político para liberar al padre.
El patriarca desesperado se alió a su hijo Kenji y a PPK, para conseguir su libertad a cambio de un duro golpe al partido de Keiko el 24 de diciembre del 2017. Entre esa navidad insólita y el 3 de octubre del 2018 que se anuló el indulto, sumando las semanas que pasó internado en la clínica Centenario hasta enero del 2019; Fujimori vivió una precaria libertad.
Mucho daríamos por saber qué conversó con Keiko el pasado 23 de marzo cuando ella lo visitó en la Diroes en el marco de la política del INPE que permite encuentros entre familiares reos.