Cinco peruanos y un francés que adoptó a nuestro país como su segundo hogar se enrolaron como voluntarios en el ejército de Bélgica para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Estas son sus historias.
En 1940 el ejército belga se vio obligado a refugiarse en Londres, donde se prepararon para participar del Desembarco de Normandía. Cinco peruanos estuvieron entre sus filas y combatieron a los nazis en Francia y Bélgica.
El 27 de mayo de 1940 el rey belga Leopoldo III selló la capitulación de su ejército frente a la invasión de la Alemania nazi. Sin embargo, el teniente general Chevalier Van Strydonk de Burkel se hizo cargo de las tropas que pasaron a llamarse las Fuerzas Belgas Libres.
En paralelo, el primer ministro Henri Jaspar realizó un llamado a "todos los belgas del mundo, unirse en el Reino Unido para combatir a los nazis". Además, abrieron las puertas a voluntarios extranjeros. Eso permitió la llegada de los peruanos Jorge Sanjinez, Luis Miguel Chirichigno, Carlos Oyanguren, Arnoldo Zamora, Carlos Pérez-Barreto y el francés que adoptó al Perú como su segundo hogar André Layseca.
Dos años después, en 1942, el mayor Jean Baptiste Pirón quien ya había servido durante la I Guerra Mundial llegó para perfeccionar el entrenamiento de las tropas, labor que realizó en EE.UU. y Canadá. A finales de ese año, Pirón estaba al mando de la Primera Brigada Belga. Entre 1943 y 1944 se iniciaron ejercicios de desembarco y un contingente de Luxemburgo fue adherido a la unidad. La brigada estaba compuesta por 2.200 hombres que hablaban 33 lenguas diferentes.
Escoge el peruano
Nació en Francia, partió a Sudamérica en busca de aventuras y terminó enrolándose en el ejército belga. Finalizado el conflicto regresó al Perú y permaneció en el país hasta su muerte en el 2010.
André Emmanuel Layseca nació en Blingel, el 14 de febrero de 1918. Sin embargo, al momento de enrolarse trabajaba como granjero en Trujillo. Al enrolarse, el joven de 28 años recibió el número de matrícula 6387.
El deseo de vivir una aventura al otro lado del mundo motivó a André Layseca a cambiar su natal Francia, donde vivía junto a su madre y hermana, por Sudamérica a finales de la década de 1930. Pasó por Brasil, Argentina y Chile antes de llegar al Perú con 10 soles de oro en el bolsillo. Por tres años realizó diferentes trabajos entre Lima y Trujillo antes de luchar en la Segunda Guerra Mundial.
No logró enrolarse en el ejército de su país por falta de cupos para voluntarios, pero se enteró que las exiliadas fuerzas belgas necesitaban soldados. Convenció a su amigo Jorge Sanjinez, a quien había conocido en el hipódromo, y juntos se inscribieron. A los pocos meses partían hacia Norteamérica desde el Callao.
Tras seguir el mismo entrenamiento que Sanjinez en Canadá y el Reino Unido, participó de la campaña de Normandía como parte del segundo pelotón de la Segunda Compañía Motorizada de la Brigada Pirón.
“Recuerdo que me contó un episodio vivido en Normandía. Era de noche y estaba de guardia junto a otros compañeros intentando escuchar si algún nazi se acercaba. De repente, una bala le pasó muy cerca de la cabeza. Cuando volteó, vio que el casco de su amigo volaba. Lo habían matado. Eso le impactó mucho”, cuenta Violeta Denegri, viuda de Layseca.
“Mi papá no solía hablar de su participación en la guerra. Además, en nuestra casa no se podían ver películas bélicas”, recuerda su hija Michèle.
Terminada la guerra, Layseca sentía que su aventura había sido interrumpida y que conocía a más personas en el Perú que en Francia. Decidió volver y trabajó en haciendas de Nasca y Chimbote antes de ser contratado por una fábrica de harina de pescado en Samanco, propiedad del empresario Luis Banchero Rossi.
El terremoto de 1970 destruyó su casa, obligándolo a mudarse con su esposa y dos hijas a Lima. En la capital trabajó en diversos hoteles antes de recibir una oferta para laborar en hospedajes de la selva. Layseca odiaba el caos de la ciudad por lo que aceptó de inmediato y se mantuvo en ese empleo hasta poco antes de fallecer en marzo del 2010, un mes después de cumplir 92 años.
Michèle Layseca, hija de Layseca.
Combatió en el conflicto con Ecuador de 1941 antes de formar parte de la Brigada Pirón. Vivió entre América y Europa antes de morir en el 2015.
Luis Miguel Chirichigno formaba parte de la división de tanques del batallón de artillería del Ejército peruano en el conflicto con Ecuador de 1941. El chiclayano tenía apenas 23 años cuando terminó esa guerra y se enteró que podía enrolarse en una aún más grande. Por puro deseo de conocer Europa se unió a los voluntarios belgas, viajó para entrenar con ellos en Canadá y ahí conoció a Arnoldo Zamora, un comerciante puneño de 27 años.
“Durante los entrenamientos en Canadá y Reino Unido, Zamora se afeitaba con un vidrio. Les cobraba 10 chelines a los soldados que quisieran ver ese espectáculo. Era un acto muy afamado entre las filas de la Brigada Pirón”, cuenta José Mogrovejo, historiador y biógrafo de Jorge Sanjinez.
Los dos llegaron junto a los otros peruanos hasta Londres, pero ninguno desembarcó en Normandía. “Ellos querían participar pero su comandante les indicó que no todos podrían ir porque no alcanzaban los barcos. Además, necesitaban a alguien en Londres que se encargue de la logística, recibir a los heridos y organizar las cosas desde ahí”, explica Cecilia Gil de Castritius, sobrina de ambos veteranos.
El chiclayano Luis Miguel Chirichigno tuvo el número de matrícula 3813 en la Brigada Pirón.
Según el documento, Chirichigno trabajaba como empleado de comercio en Lima.
Chirichigno dominaba el inglés, francés y español. Además, tenía habilidades como conductor.
El 19 de abril de 1943, Chirichigno inició su entrenamiento con la Brigada Pirón en Canadá.
Estar lejos de Francia no los eximía del peligro. Londres era bombardeada casi a diario y ellos no podían estar en los refugios porque eran solo para civiles.
Chirichigno y Zamora continuaron sirviendo en las filas belgas hasta uno y dos años después de terminado el conflicto, respectivamente. Luego regresaron al Perú, el primero casado con una inglesa y el segundo con una suiza. Al poco tiempo, Zamora se divorció y años más tarde contrajo matrimonio con María Cristina Gil, media hermana de Chirichigno.
Luis Miguel se mudó con su familia a Inglaterra, volvió al Perú y finalmente se estableció en la isla de Gran Canaria, donde falleció en el 2015, un mes antes de cumplir los 97 años. Zamora trabajó como periodista. Jaime Bayly lo incluyó en su libro “Los últimos días de La Prensa”, pero le cambió el nombre a Zamorano. El veterano peruano falleció a mediados de la década de 1990.
Ninguno fue condecorado o participó de alguna ceremonia conmemorativa por parte del gobierno belga.
Cecilia Gil de Castritius, sobrina de Chirichigno.
Escapó de los golpes de un padre alcohólico cuando era niño y terminó viviendo en plazas hasta que encontró en el hipódromo su hogar. Ahí un amigo lo animó a combatir en la Segunda Guerra Mundial. Actualmente es el único soldado de su compañía que sigue vivo.
A los 12 años huyó de los golpes de un padre alcohólico y se refugió en plazas, calles y hasta un burdel. Jorge Sanjinez ganó sus primeras monedas en un periódico y luego pasó a trabajar en el hipódromo de San Felipe en Jesús María. Corría el año 1942 cuando un amigo lo convenció para dejar los establos y enrolarse como voluntarios en el ejército belga que luchaba en la Segunda Guerra Mundial.
Condecorado. El congreso Peruano le rindió homenaje a Jorge Sanjinez y Francia lo nombró Caballero de la Legión por su coraje, entrega y trayectoria ejemplar.
Jorge Sanjinez entró a la Brigada Pirón con el número de matrícula 3864.
Nació en Mollendo el 24 de enero de 1917 pero vivía en el pasaje Misti, del Cercado de Lima.
Según su archivo militar, Sanjinez fue ascendido a Sargento el 1 de agosto de 1945.
Al igual que Pérez-Barreto, su llegada a Canadá fue el 19 de febrero de 1943.
“Durante la guerra conoció a Guyponcelet, un joven belga que había escapado de su país y fue acogido por la Brigada Pirón. El joven de 18 años tenía la costumbre de arrancarle los dientes de oro y objetos valiosos a los cuerpos que quedaban en el campo de batalla. Un día, Guyponcelet quedó bajo la supervisión de Sanjinez. En un descuido, el joven salió a buscar estos preciados objetos, pisó una mina y quedó despanzurrado. Esa imagen marcó mucho a Sanjinez”, explica José Mogrovejo, biógrafo del veterano peruano.
En 1946 Sanjinez regresó a Lima y pasó los siguientes dos años como desempleado hasta que encontró un puesto en la antigua empresa de telefonía. Posteriormente se incorporó a la compañía aérea Faucett donde llegó a ocupar el cargo de gerente comercial hasta la década de 1970, cuando se jubiló.
Durante todo ese tiempo mantuvo una estrecha relación con el veterano André Layseca, hasta la muerte de este último en el 2010. Sanjinez, de 100 años, vive actualmente en Pucallpa junto a su tercera esposa. Es padre de cinco hijos y la condecoración más reciente que ha recibido, la Legión de Honor de Francia en grado de caballero, le fue entregada a inicios del 2017.
José Mogrovejo, biógrafo de Sanjinez.
Uno de los más rudos del grupo. Zamora se dedicó al periodismo luego de servir por cuatro años en la Brigada Pirón. Es uno de los personajes de "Los últimos días de La Prensa" de Jaime Bayly.
Luis Miguel Chirichigno formaba parte de la división de tanques del batallón de artillería del Ejército peruano en el conflicto con Ecuador de 1941. El chiclayano tenía apenas 23 años cuando terminó esa guerra y se enteró que podía enrolarse en una aún más grande. Por puro deseo de conocer Europa se unió a los voluntarios belgas, viajó para entrenar con ellos en Canadá y ahí conoció a Arnoldo Zamora, un comerciante puneño de 27 años.
“Durante los entrenamientos en Canadá y Reino Unido, Zamora se afeitaba con un vidrio. Les cobraba 10 chelines a los soldados que quisieran ver ese espectáculo. Era un acto muy afamado entre las filas de la Brigada Pirón”, cuenta José Mogrovejo, historiador y biógrafo de Jorge Sanjinez.
Los dos llegaron junto a los otros peruanos hasta Londres, pero ninguno desembarcó en Normandía. “Ellos querían participar pero su comandante les indicó que no todos podrían ir porque no alcanzaban los barcos. Además, necesitaban a alguien en Londres que se encargue de la logística, recibir a los heridos y organizar las cosas desde ahí”, explica Cecilia Gil de Castritius, sobrina de ambos veteranos.
Al enrolarse en las fuerzas militares belgas, Arnoldo Miguel Zamora fue registrado con el número 3867.
Este joven puneño de 1.74 m de altura trabajaba como comerciante antes de unirse a la Brigada Pirón.
Zamora dominaba el español, francés e ingles; llegó a Canadá con el primer grupo de peruanos el 19 de febrero de 1943.
El veterano se licenció de la brigada el 18 de abril de 1945, según su folder militar.
Estar lejos de Francia no los eximía del peligro. Londres era bombardeada casi a diario y ellos no podían estar en los refugios porque eran solo para civiles.
Chirichigno y Zamora continuaron sirviendo en las filas belgas hasta uno y dos años después de terminado el conflicto, respectivamente. Luego regresaron al Perú, el primero casado con una inglesa y el segundo con una suiza. Al poco tiempo, Zamora se divorció y años más tarde contrajo matrimonio con María Cristina Gil, media hermana de Chirichigno.
Luis Miguel se mudó con su familia a Inglaterra, volvió al Perú y finalmente se estableció en la isla de Gran Canaria, donde falleció en el 2015, un mes antes de cumplir los 97 años. Zamora trabajó como periodista. Jaime Bayly lo incluyó en su libro “Los últimos días de La Prensa”, pero le cambió el nombre a Zamorano. El veterano peruano falleció a mediados de la década de 1990.
Cecilia Gil de Castritius, sobrina política de Zamora.
Formó parte del primer grupo de peruanos que viajaron a Londres para entrenarse con las Fuerzas Libres de Bélgica.
En el caso de Carlos Pérez-Barreto, no se pudo ubicar a ningún familiar o persona cercana que nos brinde mayor información. Sin embargo, la asociación de veteranos de la Brigada Pirón le proporcionó a El Comercio el folder militar de Perez-Barreto.
Gracias a ello pudimos conocer que nació el 06 de junio de 1920 en Lima, vivía en la hacienda de San Andrés, en Trujillo, antes de enrolarse y era mecánico de profesión. En la Brigada Pirón formó parte de la Segunda Unidad Motorizada y su número de soldado era el 4351. Además, según la ficha militar, se habría mantenido vinculado al ejército belga hasta 1954.
Llegó a Canadá el 19 de febrero de 1943, como parte del 8vo contingente de voluntarios.
Pérez-Barreto hablaba, leía y escribía perfectamente en inglés, francés y español.
Su fólder militar detalla que al enrolarse trabajaba como mecánico en la hacienda San Andrés, en Trujillo.
Luis Carlos Pérez-Barreto ingresó a las filas belgas con el número de matrícula 4351.
Folder militar. Registros de los peruanos que combatieron para Bélgica.
José Mogrovejo, biógrafo de Sanjinez.
Registros de la guerra dan cuenta de su participación en las filas de la Brigada Pirón, a donde habría llegado luego que el resto de peruanos. Según Jorge Sanjinez, Oyanguren murió al desembarcar en las costas francesas. El Comercio no pudo comprobar esta versión, por lo que su historia continúa siendo un misterio.
José Mogrovejo, biógrafo de Sanjinez.
El 6 de junio de 1944, tropas aliadas realizaron un ataque coordinado por cielo y mar en cinco playas de la región francesa de Normandía (bautizadas como Utah, Omaha, Sword, Gold y Juno) hasta entonces dominada por la Alemania de Hitler. La ofensiva sobre toda la costa francesa llevaba por nombre clave Operación Overlord y a esa primera jornada la bautizaron como el Día D.
El inicio fue desastroso. Solo dos de las cinco playas pudieron ser tomadas por los Aliados y perdieron más de 4 mil soldados en una sola jornada. Tuvo que pasar casi una semana, hasta el 12 de junio, para que pudieran conectar a las cinco playas.
Los siguientes días estuvieron cargados de combates, pero para el 26 de junio la comuna de Cherburgo-Octeville fue liberada de los nazis y cerca de un mes después, el 21 de julio, los Aliados entraron en Caen, capital histórica de Normandía.
El 7 de agosto, a las 10 de la mañana, según la bitácora que conserva la Real Federación Nacional de Veteranos detalla que la Brigada Pirón, las tropas belgas llegaron para reforzar a los Aliados.
Entre el 12 y el 20 de agosto se produjo el combate de la bolsa de Falaise, momento clave en el que los nazis se vieron rodeados por tropas aliadas. La ofensiva dejó 10 mil muertos y cerca de 50 mil capturados en filas alemanas.
Los enfrentamientos por el resto de la costa francesa se extendieron hasta el 30 de agosto, cuando los nazis se retiraron por el río Sena. En el siguiente mapa, explore la ruta seguida por la Brigada Pirón dentro de la Campaña en Normandía.
BAJAS DE LOS ALIADOS
226.386
BAJAS DE LOS NAZIS
450.000
En base a registros de la época logramos reconstruir el trayecto que siguieron los veteranos hasta la zona de guerra.
Seleccionamos 15 portadas históricas de nuestro archivo para narrarles los principales episodios de la Segunda Guerra Mundial.
El 1 de setiembre de 1939, las tropas alemanas cruzaron la frontera polaco germana mientras sus aviones bombardeaban las ciudades de Cracovia y Katowice. Una edición extraordinaria de El Comercio detalla que las hostilidades iniciaron a las 5:45 a.m.
Ocho días después de la invasión nazi a Polonia, Gran Bretaña y Francia le declaraban la guerra al régimen de Adolf Hitler luego de haberle enviado un ultimátum para que abandone territorio polaco.
Tras nueve meses de guerra, el 3 de junio de 1940, aviones nazis comenzaron a bombardear París mientras en la ciudad de Dunkerque se libraba una de las batallas más famosas de la Segunda Guerra Mundial.
Para el 10 de octubre de 1941, los nazis centraban sus ataques sobre Moscú y Leningrado sin descuidar su avance en la península de Crimea.
El 7 de diciembre de 1941, Japón le declara la guerra a Reino Unido y Estados Unidos. Ese mismo día, aviones japoneses bombardearon la base naval de Pearl Harbor.
Al día siguiente, EE.UU. decide entrar en guerra con Japón. En Hawái, fuerzas de ambos bandos se enfrentan.
El 23 de julio de 1943, el dictador italiano Benito Mussolini dimite de su cargo. Una edición extraordinaria de El Comercio detalla que, en su reemplazo, el mariscal Badoglio asumió el cargo de jefe del gobierno italiano.
Para el 8 de setiembre del mismo año, el general estadounidense Dwight Eisenhower anunció que Italia se había rendido de forma incondicional.
Tan solo siete meses después, el 28 de abril de 1945, Heinrich Himmler –uno de los oficiales más cercanos a Hitler– comenzó a negociar la rendición alemana con los aliados.
El 1 de mayo de 1945 el almirante Karl Doenitz anunciaba por la radio de Hamburgo que Adolf Hitler había muerto por lo que él quedaba como comandante supremo en su reemplazo.
Una semana después, los líderes de EE.UU., Reino Unido y Rusia anunciaron la victoria de los Aliados sobre Alemania.
El 6 de agosto de 1945 EE.UU. soltó sobre la bomba nuclear “Little Boy” sobre la ciudad de Hiroshima.
El arma de 15 kilotones dejó un saldo de 140 mil muertos.
Tres días más tarde, “Fat Man”, bomba nuclear de 21 kilotones, fue arrojada sobre Nagasaki.
Finalmente, el 2 de setiembre, Japón firmó el acta de capitulación poniéndole fin a la Segunda Guerra Mundial.
Un terremoto que destruyó casi toda la capital seguido de un maremoto que arrasó gran parte del Callao marcaron el inicio de la década del 40 para Lima. La ciudad veía cómo su población de 662 mil ciudadanos -el Perú tenía poco más de 7 millones de habitantes, según el Censo General de 1940- aumentaba rápidamente debido a la migración andina.
La Plaza de Armas, el Jirón de la Unión y la Plaza San Martín eran las zonas más transitadas de la ciudad. Mientras que el Hipódromo de San Felipe recibía a elegantes limeños cada fin de semana. En época de verano, sin embargo, la mayoría de capitalinos pasaban los días en las playas de Chorrillos.
En el plano político, el presidente Manuel Carlos Prado y Ugarteche conducía al país al segundo conflicto armado de nuestra historia contra Ecuador, en 1941. Y deportivamente la selección de fútbol intentaba, sin suerte, repetir las brillantes actuaciones que había realizado durante la década anterior.
ARCHIVO EL COMERCIO
El distrito de Barranco fue, junto a Chorrillos y el Callao, uno de los más afectados por el terremoto de 1940. La destrucción de muchas edificaciones históricas provocó un cambió en esta zona de Lima.
Pese a la destrucción tras la guerra con Chile y a las consecuencias del sismo de 1940 –incluida la destrucción casi total de su malecón-, Chorrillos fue reconstruido una y otra vez por sus vecinos.
Este distrito poseía las playas más concurridas por los limeños de la época. El nombre del distrito, incluso, se debe a los chorros de agua que caían por los barrancos cercanos a la playa Agua Dulce
El Centro Histórico era el corazón económico y cultural del país en esa época, Lima Metropolitana reunía a poco más del 9% de la población nacional según datos del INEI.
En sus calles se pueden encontrar edificios como la Antigua Escuela de Artes y Oficios, ubicada en la cuadra 6 de la Av. Grau.
Muchos de los veteranos que partieron del Perú para combatir en la Brigada Pirón vivieron alguna temporada en el Centro de Lima.
El caso de Layseca es uno de ellos. Tras llegar a la capital con solo 15 soles en el bolsillo, consiguió alojarse en el Centro hasta encontrar un trabajo.
La cuadra 1 del Jr. Carabaya, a pocos metros de la Plaza de Armas, refleja un poco de la intensa actividad comercial que se desarrollaba en el Centro de Lima por esos años.