El comercio

La granja de Maghy

Ya van más de 40 días de aislamiento social y mucha gente sobrevive gracias a canastas familiares y bonos del gobiernos central. El grueso de la población se abastece con productos de primera necesidad. Entre ellos no está el pato.

Texto: María del Carmen Yrigoyen Fotos: César Campos

La granja de Maghy, un criadero de patos, se ha visto seriamente afectado por eso. Esta pyme sobrevivía abasteciendo a los restaurantes, que hoy están cerrados.

La familia Aucasi Gonzales, dueña del negocio, explica que al no tener ingresos, ya no pueden alimentar a todos sus animales.

Deben racionar la comida a la mitad, lo que lleva a que los patos no tengan un buen desarrollo nutricional ni el peso correcto de 3,5 kilos.

A la falta de ingresos hay que añadir otro problema. Como no se venden las aves se ha generado una sobrepoblación. Los patos, que siempre fueron pacíficos, ahora se atacan entre ellos para poder conseguir más comida.

Esteban Aucasi, el patriarca de la familia, cuenta que antes de la cuarentena vendían en promedio 600 patos a la semana en distintos distritos de Lima. Ahora apenas llegan a distribuir un tercio de eso: 30 patos al día. 

La familia Aucasi compraba unos 120 sacos semanales para los 5.000 o 6.000 patos que tenían en una temporada normal. Pero con el problema del coronavirus actualmente solo llega a comprar 60 costales para la misma cantidad de aves.

De acuerdo con el alcalde de Lurin, Jorge Marticorena,  durante este periodo de cuarentena, aproximadamente un 42% de las empresas, entre medianas y pequeñas, se han visto afectadas severamente por la paralización de sus negocios.

En muchos casos han dejado de operar, lo que ha traído consigo la pérdida de empleo para muchos vecinos de Lurin.

Los Aucasi piden ayuda a los municipios de Lurín y Lima para que su producto llegue a los mercados y poder seguir con el negocio familiar.