Texto: Miguel Villegas
Sentado en uno de los sillones de su casa en el Cercado de Lima, mitad look deportivo mitad look de abuelo, Héctor Chumpitaz define con autoridad al equipo peruano que jugó el Mundial de México 70. A la vieja usanza: mirada directa, ceño fruncido, una sola palabra: “Equipazo”. Dicen que así era en el vestuario blanquirrojo desde la primera vez que le tocó jugar, en 1965, un hombre que era autoridad solo con la presencia. Y no en cualquier vestuario: por un lado Gallardo y Perico, por otro Chale y Mifflin, más allá Cubillas y el Cholo Sotil. Todos los barrios (y los Interbarrios) del Perú distribuidos en once camisetas. Para mandar sobre ellos había que gritar o enseñar. Y esto último hacía Chumpi.
Ese equipo peruano viajó hasta México para que el mundo conozca en qué nos habíamos convertido, luego del Mundial de 1930. Los embajadores criollos en la primera Copa del Mundo transmitida a colores.
Con distintas edades y perfiles, Perú clasificó a la Copa del Mundo de 1970 –la primera a la que asistió tras disputar una Eliminatoria, la célebre tarde en la Bombonera de 1969- y llevó al campeonato una legión de futbolistas de una notable riqueza técnica, minutos brillantes que hoy podemos repasar gracias a YouTube. Del equipo titular que entrenaba el brasileño Waldir Pereira Didí –no vamos a llamarlos monstruos, todavía- sobra decir que sus apellidos se convirtieron en marcas, esos sellos de fábrica que luego quisimos ver en otros, los años que vinieron.
El lateral izquierdo era Nicolás Fuentes, un elegante marcador que tenía anticipo, pase y sacrificio, en tiempos en que aquellas virtudes todavía no costaban millones. Le decían El Cordobés. En el medio brillaban Roberto Chale y Ramón Mifflin, una carísima mezcla de barrio y juego que revolucionaba la década: el fútbol grande se aprendía dribleando postes. Metros más adelante, como si en lugar de caminar, desfilara, el Cholo Hugo Sotil se divertía en canchas aztecas acompañado de los ‘viejos’ Julio Baylón y Alberto Gallardo, dos trenes de inagotable combustible. Y allá arriba, en las nubes, el Nene Teófilo Cubillas y sus 5 goles de estreno: uno a Bulgaria, dos a Marruecos, uno más a Alemania y finalmente golazo a Brasil. Era, sin duda, la época dorada en la que se abrazaron nuestros abuelos.
Cuando Pelé bajó de los cielos y dijo eso de “el fútbol ya tiene sucesor y es el peruano Cubillas”, tendría que haber existido Twitter. Hubiese sido trending topic un año entero. La selección peruana fue incluida en el Grupo 4 del Mundial, junto a Bulgaria, Marruecos y la Alemania de Franz Beckenbauer, Uwe Seeler y Gerd Muller. Jugó 3 partidos, ganó 2, perdió uno y clasificó en segundo lugar para enfrentar a los dueños de la galaxia, el Brasil de los cinco números 10.
Pudo haber sido el mejor partido en la historia de los Mundiales –como alguna vez la llamó FIFA- pero para nosotros, los últimos románticos, es suficiente saber que esa tarde del 14 de junio en Guadalajara se fundaron las bases de nuestro orgullo futbolístico. Perú atacaba en manada pero con garbo, que de eso se encargaba Chale. Perú hacía goles desde un pie que uniría el 70 con el 78, y para eso había nacido Cubillas. Perú estaba entragado a una causa, que no era otra que combinar camotito con velocidad, es decir Sotil con Gallardo. Tenía sus puntos débiles, sin embargo -el arco, el banco-, solo como una prueba de que siempre se hace necesario el trabajo como socio de lo innato.
El día en que aterricen los extraterrestres, junto a los videos de Cruyff, Maradona y Messi, alguien tendría que hacerles ver un compacto de los mejores minutos de ese 4-2 ante Brasil, la selección que luego iba a ser campeón del mundo.
¿Cómo es ser amigo del Rey del Fútbol?, le pregunté una vez a Ramón Mifflin, el hombre que intercambió camisetas con Pelé la tarde del 14 de junio de 1970 en Guadalajara y, a base del tiempo y el cariño, se hizo su amigo hasta hoy. Fuera del WhatsApp, dice Ramón, prestigia. Y da para el sueño literario: escribir un libro de memorias en el que Pelé sea el eje narrativo, el corazón. "El día que lo vi jugar con mi misma camiseta, fue increíble: Pelé me llevó a Santos, luego a Cosmos y nunca dejó de brindarme su amistad. Sigue siendo el mejor del mundo porque se adelantó a la época: tenía la velocidad de Ronaldo, de los dos Ronaldo, técnicamente era más bueno que Maradona, y era mucho más atleta que CR7. De ese gol que hizo Cristiano de chalaca a la Juventus en la edición pasada de la Champions… Pelé tiene 20. En el Cosmos tiene un gol contra Toros de Miami idéntico, mezcla de toda su potencia. Y hace 40 años. Ese es su valor".
Un favor, Ramón. Escriba ese libro ya.
Nuestro equipo
Arqueros
-
Luis Rubiños
26 años
1,76cm. de altura
76 kilos
Trujillo
-
Rubén Correa
27 años
1,80cm. de altura
78 kilos
Lima
-
Jesús Goyzueta
22 años
1,82cm. de altura
78 kilos
Chincha
Defensas
-
Eloy Campos
26 años
1,75cm. de altura
75 kilos
Lima
-
Orlando de la Torre
26 años
1,70cm. de altura
74 kilos
Trujillo
-
Héctor Chumpitaz
28 años
1,71cm. de altura
70 kilos
Cañete
-
Nicolás Fuentes
28 años
1,68cm. de altura
75 kilos
Mollendo
-
Pedro Gonzáles
26 años
1,70cm. de altura
70 kilos
Lima
-
José Fernández
30 años
1,70cm. de altura
70 kilos
Cañete
-
Javier Gonzáles
29 años
1,72cm. de altura
73 kilos
Lima
-
Félix Salinas
27 años
1,75cm. de altura
73 kilos
Huaral
Volantes
-
Roberto Chale
23 años
1,70cm. de altura
70 kilos
Lima
-
Ramón Mifflin
24 años
1,72cm. de altura
70 kilos
Lima
-
Luis Cruzado
29 años
1,70cm. de altura
68 kilos
Lima
Delanteros
-
Julio Baylón
22 años
1,82cm. de altura
82 kilos
Ica
-
Pedro León
27 años
1,73cm. de altura
78 kilos
Lima
-
Teófilo Cubillas
20 años
1,72cm. de altura
70 kilos
Lima
-
Alberto Gallardo
28 años
1,78cm. de altura
74 kilos
Chincha
-
Hugo Sotil
21 años
1,69cm. de altura
70 kilos
Ica
-
Eladio Reyes
24 años
1,75cm. de altura
70 kilos
Chincha
-
Oswaldo Ramírez
23 años
1,78cm. de altura
72 kilos
Callao