La tarde que el cielo fue nuestro y celeste Perú 2, Uruguay 1, 23 de agosto de 1981.
Texto: Miguel VillegasVoz e investigación: Jasson Curi y Arturo LeónFotos: Archivo Histórico de El Comercio
El domingo 23 de agosto de 1981 Perú venció 2-1 a Uruguay en el Centenario, con goles de La Rosa y Uribe y confirmó que la clasificación a España 82 era posible. Incluso, el sueño: fue una actuación heroica, con música de sinfónica, y la crítica se lo devolvió con adjetivos que auguraban un enorme mundial. Ahora, 41 años después, la selección se vuelve a jugar la vida en el Centenario el 24 de marzo. Estas son las fotos que nunca viste de aquella tarde en que fuimos héroes
La santa misa
Combinaba metáforas con carajos, todo mezclado en portuñol, y el físico lo ayudaba: detrás de sus setentaitantos, su mostacho blanco y su boina, Elba de Padua Lima Tim había conformado, hasta este partido contra Uruguay en el Centenario, un equipo que jugaba a lo que él creía. Sus charlas eran, entonces, mensajes a la patria, prédicas, catequésis que hipnotizaban. Ya luego, con la eliminación de mundial encima, esa paz se volvería artillería contra sus seleccionados, pero es otra historia. En la foto, entrenamiento previo al partido que acabó 2-1, Barbadillo, Cueto, La Rosa, Velásquez y Oblitas escuchan a Tim como si fuera el sacerdote que da la charla antes de sus matrimonios. La boca abierta de Patrulla es todo: así debe ser ver un dios.
Así lo recuerda el chiquillo Jaime Duarte
Un líder, un patrón
La elegancia de Perú en 1981 tenía que ver con los zapatos de charol con que jugaba Uribe, pero también con african el look de Velásquez, el Patrón, el hombre que reinventó la función de mediocampista, 300 años antes de que naciera Pogba. Él comanda el equipo peruano en el entrenamiento de rutina en el Centenario, 24 horas antes del partido ante Uruguay, no por gusto. A su lado, el Tanque La Rosa. El último de la fila, vigilante, Héctor Chumpitaz. Hay en sus rostros el rictus de quien intuye que no ha viajado de shopping.
El testimonio del periodista Mario Fernández
El último baile
Perú 1981. Fue un equipo tan adelantado que jugó el Mundial antes de tiempo. Ocurrió en la Gira por los Tres Continentes -aquel fantástico 1-0 sobre Francia de Platini- y en esta tarde, domingo 23 de agosto de 1981, en el barrosa cancha del Centenario de Montevideo. La selección peruana arrancó con Jaime Duarte, Héctor Chumpitaz, Panadero Díaz, José Velásquez, Roberto Rojas y Ramón Quiroga (parados). Patrulla Barbadillo, César Cueto, Julio César Uribe, Guillermo La Rosa y el Ciego Oblitas (abajo, de izquierda a derecha). Acompaña el doctor Jorge Alva. Once ángeles que fueron más celestes que los celestes.
Don Ramón
Un solo cambio hizo el cuerpo técnico de la selección ante Uruguay: el 16 Jorge Olaechea por el 9 Guillermo La Rosa, a los 66'. El estado físico del plantel era de privilegio -el equipo bordeaba los 30 años promedio, la plenitud- y la confianza desde el banco era suprema. Y allí, en los cambios y la estrategia, esta dupla jugaba en pared: Ramón Mifflin y Tim. La historia no ha sido justa aún con el Cabezón, amigo de Pelé y Maradona, sabio generador de pases y paredes en el viejo Nacional, cuando no existía YouTube. Esta imagen trata de hacerlo: detrás de ese Perú mágico, también estaba Ramón.
Maravilla de la naturaleza
Alto como un rascacielos, José Velásquez medía 10 centímetros más que el peruano promedio lo que de por sí le significaba ventaja, cuando no grandeza: desde su puesto en el campo, la zona central, podía ver lo que iba ocurriendo cuando Perú atacaba o defendía, acomodar su ubicación y así anticiparse, su sello más de diez años con Perú. Para eso se necesitaba, entre otras cosas, de físico y Velásquez lo tenía como de maratón. Ese domingo 23, gracias a esa virtud, fue clave en los dos goles, a los 40 La Rosa y a los 47 Uribe. Luego, todo fue fiesta.
Patada voladora
Barba de leñador y ojos de fanático, Rodolfo Rodríguez fue el arquero charrúa que sufrió aquella tarde de los dos goles peruanos. Fue un arquerazo: tapó 78 veces por Uruguay, con el que ganó el Mundialito Copa de Oro de 1980 y la Copa América 1983. Defendía su arco como si el delantero fuera un soldado dispuesto a invadir. Aquí lo sufre el Diamante.
Escucha la narración de los goles en la voz de Humberto Martínez Morosini
¿Qué pasó después en España 82? Habla 'El Diamante' Julio César Uribe