Así trata el Perú a su último héroe

El 26 de enero de 1995 estalló el Conflicto del Cenepa, el último choque entre dos ejércitos de países latinoamericanos. El 29 de enero de aquel año, en los primeros días de la guerra, un misil ecuatoriano derribó el helicóptero piloteado por el mayor EP Luis Alberto García Rojas. Él fue declarado Héroe Nacional en medio de una injusta y tediosa batalla legal encabezada por su viuda, Julia Panta. Han transcurrido 25 años, pero el mayor García Rojas todavía no descansa en paz.

El 29 de enero, un misil ecuatoriano derriba al helicóptero MI-8 del Ejército, piloteado por el mayor EP Luis Alberto García Rojas. Sus restos son recuperados y sepultados recién el 18 de febrero de aquel año. Meses después, de manera póstuma, le entregan la medalla Andrés A. Cáceres, en el grado de “Al Mérito”. En julio del 2000, declaran a Luis Alberto García patrono de la Aviación del Ejército. En la sede de esta dependencia, en el Callao, hay un busto en homenaje al héroe.

El 17 de febrero, el Congreso aprueba la ley 28682, que declara Héroe Nacional al mayor EP Luis Alberto García Rojas. La ley establece además que se deberá erigir “en la capital de la República y en la provincia de Chiclayo, del departamento de Lambayeque [donde nació], un monumento que perennice la gratitud nacional”, y que “los restos mortales, que reposan actualmente en el cementerio Jardines de la Paz, serán trasladados a la Cripta de los Héroes”.

Julia Panta Quevedo, viuda de Luis Alberto García, interpone una demanda de acción de cumplimiento contra el Estado Peruano. Esta demanda es primero rechazada, pero en el 2014 el Juzgado Constitucional falla a favor de ella. Se establece, entre varios otros puntos, la “entrega del título honorífico de Héroe Nacional mediante ceremonia oficial en acto público, presidida por el señor presidente de la República”, además de “conmemorar la acción heroica en la fecha que sucedieron los hechos”, y además la “publicación a cargo del Ministerio de Educación de un libro de edición especial”.

El 28 de enero, un día antes del aniversario 21 de la muerte de Luis García Rojas, sus restos son exhumados en el cementerio Jardines de la Paz. No están presentes altos mandos militares ni autoridades. Solo están Julia Panta y los trabajadores del cementerio.

El 29 de enero, Julia Panta lleva los restos del mayor García Rojas a la Cripta de los Héroes, en el cementerio Presbítero Maestro. La acompañan sus hijas. Sin embargo, no puede ingresar porque nadie abre la puerta. El Ejército había cancelado la ceremonia porque, según se informó, circularon “invitaciones no autorizadas”. Ningún mando castrense se hace presente en el lugar. Panta lleva el ataúd a su vivienda en Surco.

“Esta es la forma en la que el Perú trata a sus héroes”, dice Julia Panta a El Comercio en agosto. Los restos de su esposo continúan en la sala de su casa, a la espera de que el Estado cumpla el mandato judicial. El entonces ministro de Defensa, Yakke Valakivi, visita a Panta y le ofrece disculpas. Le asegura que el mandato judicial será cumplido. Para entonces, ella ya denunció al Perú ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

El 29 de enero, al cumplirse 22 años de su muerte, los restos del mayor EP Luis Alberto García Rojas, el último héroe que ha tenido el Perú, ingresan a la Cripta de los Héroes. La ceremonia la encabeza el ministro de Defensa, Jorge Nieto. El presidente Pedro Pablo Kuczynski no asiste pese a estar obligado por la Ley 28682.

El 3 de febrero, en una ceremonia realizada en Palacio de Gobierno, Julia Panta recibe el título de manos del presidente Pedro Pablo Kuczynski. “He pasado por muchos gobiernos pero este ha sido el más transparente y ecuánime para hacer cumplir la ley”, recuerda la viuda, quien esperó 22 años para que su esposo sea reconocido como héroe.

El 30 de mayo, la Segunda Sala Civil de Lima ordena al Ministerio de Educación (Minedu) incluir en el Calendario Cívico la fecha del fallecimiento de Luis Alberto García Rojas. También dispone que el Minedu cumpla con hacer "un nuevo libro de edición especial" que se difundirá en todas las escuelas. Esto, debido a que, según el juzgado, el ministerio había elaborado y repartido un libro que contenía “una serie de datos que no guardan coherencia con los hechos ocurridos”.

El 29 de enero, después de una ceremonia de conmemoración, Julia Panta dice a El Comercio: “He tratado de hablar con el ministro de Educación, he pedido citas. Falta que se haga el libro, pero uno de verdad, como ha ordenado el Poder Judicial. El libro es un dolor de cabeza, son dos años peleando por eso”. Horas antes se lleva a cabo una romería y un homenaje en la Cripta de los Héroes. No participan el presidente de la República ni los titulares del Congreso y el Poder Judicial, como manda la ley. Sí están presentes los altos mandos de las Fuerzas Armadas.