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Los voluntarios de las urnas

En medio de un agitado escenario político y sanitario, hay personas que nos devuelven el optimismo. Rostros y testimonios de quienes no dudaron en ofrecerse como miembros de mesa en el interminable domingo electoral.

Por: Juan Pablo León Unidad de Informes Especiales

“Cuando vi las noticias de que las mesas no estaban instaladas, me dije a mí mismo: soy joven, tengo buena salud, y si me contagio sé que tengo menos posibilidades de enfermar gravemente que una persona mayor”(…)

“Mi principal motivación fue saber que el Perú me necesitaba. Siempre he creído que la democracia no es ponerse a debatir en redes sociales, sino cumplir con tus deberes cuando se te requiere”(…)

“Fue una labor agotadora que se extendió desde muy temprano hasta casi la medianoche, que arrancó sin haber desayunado y encima con el temor al contagio. Es una gran experiencia que todos debemos hacerla en algún momento”. Martín Gallardo, 29 años (San Isidro).

“Nunca había sido miembro de mesa y menos pensé hacerlo estando en silla de ruedas… ¡y encima sabiendo que mi mesa estaba en un segundo piso! Decidí hacerlo al haber visto en la cola a tantos adultos mayores de pie, bajo el sol, esperando a que su mesa se abra” (…)

“No dude en ofrecerme, pues, al fin y al cabo, era la única joven en la cola. Pensé: ¿qué pasaría si estas personas mayores fueran mis padres? Eso me motivó a decidirlo. Por cierto, hasta ahora mi madre sigue algo molesta conmigo –y desde aquí le pido perdón– pues ese día coincidió con su cumpleaños y no estuve con ella”. Fátima Lorena Zegarra Padilla, 24 (Los Olivos).

“En medio de la crisis política, sanitaria y social que vivimos, ver cómo se formaba una inmensa red de voluntarios te da mucha esperanza en el futuro del país. Lo volvería a hacer sin dudarlo. Es coherente con los valores que comparto como mujer peruana” (…)

“Todo comenzó a las nueve de la mañana, cuando se estaban formando colas larguísimas de adultos mayores, pero todas las mesas de nuestro local de votación estaban cerradas. Sin pensarlo mucho salí de casa y me ofrecí, pensando en mis abuelos, pues ellos podían ser los que estaban ahí de pie” (…)

“Si pude marchar por mi país en plena pandemia en noviembre pasado, sentía que también podía ser voluntaria de miembro de mesa en un proceso electoral tan importante”. Valentina Gomez de la Torre (22), Surco

“Mi mayor preocupación era el contagio. Gracias a Dios, mi abuelo, que vive aquí en mi casa, ya está vacunado, pero mi madre no. Decidimos que, al terminar la jornada electoral, yo permanezca aislado durante al menos cinco días y luego me haré la prueba del COVID-19” (…)

“Me sorprendió ver también a personas mayores de voluntarios. Eso me hizo saber que yo estaba haciendo bien estando ahí apoyándolos. Fue retador pero gratificante porque vi que los electores apreciaban el trabajo de los miembros de mesa”. Paulo Rosas Mercado, 25 (Surco)

“Tengo un primo a quien le tocó ser miembro de mesa. Al saber que vive con personas vulnerables, decidí cubrir su rol y evitar que se contagie. Lo hice a pesar de que mis padres no estaban de acuerdo, pero al no vivir con ellos, yo no sentía que iba a exponer a nadie. De alguna manera, podía ‘darme el lujo’ de exponerme para ayudar a mi país” (…)

“No sabía que iba ser tan agotador. Fue mi primera vez, nunca lo había hecho antes y de alguna manera sentía que lo tenía como una deuda conmigo misma y con el Perú” (…)

“Al inicio, uno está en automático porque la gente solo llega, vota y se va. Pero acabando el día el cuerpo comienza a sentir la pegada del cansancio justo cuando inicia la labor de contar los votos de presidentes, congresistas y miembros del Parlamento Andino en más de 200 cédulas”. María Fernanda Dioses Orrego (29), Surquillo

“En la mesa en la que me tocó votar, cuatro de las seis personas –incluyendo suplentes– que debían estar desde las 6 a.m. nunca se presentaron, lo cual no era justo para el resto que sí cumplió” (…)

“A pesar del calor, y del hecho de saber que había cierto riesgo de estar ahí exponiéndome al virus, se tomaron las medidas necesarias para apoyar tranquilamente en la tarea cívica” (…)

“Al fin y al cabo es lo más importante para el bien del país. La gente que llegó a votar en nuestra mesa fue bastante ordenada, amable y agradecida con nosotros. No veo por qué alguien no podría apoyar si existe voluntad”. Mauricio Burranca Barthelmess (24), Surco

“El país no está como para perder votos, así sean los 300 votos que procesé. Trabajamos sin parar desde las 6 de la mañana hasta las 12 de la noche. Se me pasó rápido porque fui con toda la motivación, preparación y actitud” (…)

“Creo que cada vez más, las personas quieren hacer bien las cosas y ese domingo hubo muchos ejemplos de ello. Yo invoco a la ONPE a permitir, para la segunda vuelta, que cualquiera pueda ser voluntario en otra mesa distinta a la suya”. Enrique Chaluja, 28 años, San Isidro

“En lo que más me ha hecho pensar esta experiencia es que hay muchos jóvenes que han sido llamados a ser miembros de mesa, pero al no ir, han perjudicado a la gente mayor, que son vulnerables y se exponen al virus. Fue muy irresponsable de su parte”. Sebastián Alonso Cotrina Domínguez (21), Los Olivos

“Yo, junto a mis dos hermanos, hemos sido miembros de mesa por primera vez, y además en la misma mesa. La experiencia fue gratificante. Aportamos un granito de arena a nuestro país”. Ángela Malena Cotrina Domínguez (30 años), Los Olivos

Fotos: Jesús Saucedo | Anthony Niño de Guzmán | Renzo Salazar | José Rojas

Agradecimientos: Natalia Rodríguez / Viva Independencia