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El inmueble, que se había mantenido desde la Colonia en manos del monasterio de la Santísima Trinidad, fue en el transcurso del siglo XIX puesto en arriendo enfitéutico a diversas personalidades de la naciente burguesía limeña. Dada su estratégica ubicación entre las calles Concha y Argandoña era usada como vivienda y pulpería. Ya en 1926, por encargo de su propietaria Elena Zevallos Dávila, el arquitecto Augusto Benavides Diez Canseco construye el actual edificio de tres pisos por la suma de nueve mil libras peruanas, el cual debía servir para el comercio en el primer nivel y departamentos en el segundo y tercero. Esta obra es seguramente uno de sus primeros encargos antes de orientarse hacia su conocido “estilo andino”. El edificio se inscribe a un diseño académico que durante el periodo se mantenía vigente como un estilo conservador y austero. La presencia de decoración se limitaba a la necesaria. Pilastras, cornisas, balaustres, muros almohadillados tenía un planeamiento preciso con lo que se dejaba atrás las abigarradas modalidades decorativas del eclecticismo francés y el Art Nouveau.

Investigación: Prolima.