En 2018, una encuesta nacional impulsada por el Ministerio de Cultura mostró que más del 53% de peruanos y peruanas considera que el peruano es racista o muy racista. (Foto: Rolly Reyna/El Comercio)

PERÚ

El racismo
estructural


“El racismo es un problema histórico que arrastramos como país”


“Muchas veces el problema del racismo se ve como algo interpersonal, como un problema de autoestima, de aguantar una broma y muy al nivel del insulto. El punto de partida es que ese insulto que vemos en la calle o en las redes sociales es como la punta de un iceberg de un problema mucho mayor, que es público e histórico y que arrastramos como país y es lamentable que lo tengamos todavía entrando al bicentenario. Nosotros basamos nuestro trabajo en la Constitución Política del Perú, que claramente tiene dos disposiciones específicas. El artículo 2, incisos 2 y 19, señala que nadie puede ser discriminado, entre otros motivos, por cuestiones raciales. Y no se trata solo de insultos, sino también de falta de oportunidades y otros aspectos que generan exclusión y violencia. El Ministerio de Cultura trabaja por la valoración de la diversidad cultural y la eliminación de la discriminación racial. En 2018 recibimos los datos de una encuesta nacional sobre percepciones y actitudes en diversidad cultural y eliminación de la discriminación racial impulsada por el Ministerio de Cultura: ahí se señala que más del 53 % de peruanos y peruanas considera que el peruano es muy racista o racista, pero cuando se les pregunta a esos mismos encuestados si ellos se consideran racistas la mayoría dice que no. Solo un 8 % admite que lo es. Ese es un problema que tenemos que abordar, pues lo vemos en el otro, pero no en nosotros mismos”.

Gustavo Oré, director de la Dirección de la Diversidad Cultural y Eliminación de la Discriminación Racial del Ministerio de Cultura, en conversación con El Comercio.

Hasta fines del siglo XX era común llamar al 12 de octubre, fecha en que Colón llegó a América, como “Día de la raza”, hoy ese concepto es inaceptable, tras el desciframiento del genoma humano. Lea más aquí:Racismo, un problema continental: cómo se sanciona en los países de la región y el glosario de la vergüenza


Testimonios


Guillermo Flores Borda: Carta marrón para una sociedad blanca

Guillermo Flores Borda, abogado y profesor en la Universidad del Pacífico, con su esposa Michaela Johnke. (Archivo: Foto familiar)

“Soy un hombre marrón viviendo en una sociedad blanca de la que no provengo. Crecí en el centro de Lima, en el cruce de Moquegua con Cailloma. Mi padre, hijo de comuneros de Callahuanca, tierra de la chirimoya, vino a Lima a trabajar y estudiar la secundaria en la nocturna, convirtiéndose en abogado. Mi madre, hija de madre analfabeta y padre con segundo de primaria (ambos peones de las haciendas Chavalina y Vista Alegre en Ica, respectivamente) migró para convertirse en enfermera quirúrgica. Mis padres decidieron llevar a cabo una apuesta, que consideraban era la única forma de garantizar un futuro mejor para sus hijos: destinar casi todos sus recursos a pagar educación en instituciones privadas, aunque eso implicase sufrir diversas carencias materiales y difíciles condiciones de vivienda. Soy consciente de que mi educación privada es un privilegio que me permite amasar capital social a través de mis investigaciones y escritos. Pero ese capital pareciese esfumarse en el momento en que me ven el rostro. Corriendo con ropa deportiva de noche, insultado de ratero. Caminata nocturna con capucha, todos a guardar billeteras y teléfonos. Comprando en un supermercado (incluso con mi esposa, una ciudadana blanca estadounidense de la mano), presto a recibir órdenes de señoras blancas. Mi color opera como un marcador de jerarquía social, como si las personas de mi color estuviéramos condenadas a ser vistas como peligrosos o serviles en esta sociedad. Debemos hablar tanto del racismo que se expresa en insultos abiertos, como del que se manifiesta estructuralmente. No puedo saber qué siente la sociedad blanca en sus corazones; sólo puedo asumir qué piensa en base al estado de sus instituciones. No sé si los socios de ciertos clubes o dueños de empresas nos menosprecian, pero es innegable que hay lugares y puestos a los que nos es más difícil acceder. No puedo saber si ciertos alcaldes nos desprecian, pero sí que no aplicarían la misma violencia con un empresario blanco acusado de evasión que con un ambulante marrón. Si algún día postulo a un cargo público, no tengo la certeza de que no seré tratado como un “auquénido”. Me veo constantemente forzado a “hacerme blanco” en todas las formas posibles mediante mis estudios, mis profesiones e, incluso, mi estilo de vida, pero preferiría vivir en un país que no condicionase mi movilidad social a mi transformación cultural. Quiero sobresalir en esta sociedad, pero no quiero ser ni empujado a cambiar mi forma de ser, ni forzado a esconder mis orígenes, para conseguirlo. Quizás mis héroes no lucen como Miguel Grau, sino como Túpac Amaru. Quizás no piensan como V.A. Belaúnde, sino como J.C. Mariátegui. Quizás no quiero contribuir a una cultura que proyecta lo blanco como imagen de éxito, mientras que lo marrón es interpretado como sumisión y servicio. Quizás no quiero ser cómplice del exterminio de mi propia cultura. Quizás quisiera no tener que adaptarme a estándares europeos para alcanzar el soñado progreso y prefiero vivir y sentir como en ‘Yawar Fiesta’”.

Guillermo Flores Borda, abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Máster en Derecho por la Universidad de Chicago. Profesor de cursos de Derecho Financiero y Religión & Política en la Universidad del Pacífico.

Mi autobiografía
Mónica Carrillo

Mónica Carillo es fundadora y exdirectora de LUNDU Centro de Estudios y Promoción Afroperuanos.(Foto: Martin Bolivar)

En el nombre de Eleguá, dios que
arranca los caminos
Pa’ los que siguen a Ifá y también
otras estelas
Doy inicio a esta, mi historia, en
tenor autobiográfico,
Exploración errática de mis travesías
Por identidades malversadas
Catacumbas esclavistas
Territorios poliopuestos
Y residencias honorarias.

Quería escribir mi vida en poesía.
En honor a mi tío-abuelo y bisabuelo
Manuel Rivas, Demetrio Rivas
Decimistas y poetas,
Monumentos de memoria,
Griots semiencarnados
Quienes se negó
Aprender lectoescritura en
lingua-franca-peruana-nacional.

Es relato de mi historia
desmembrada
En las fibras más raizudas
asentadas en memoria de las huellas
carimbeadas
En el lomo de la Madre
de la Madre
de la Madre
de la Madre
de mi Padre
Es decir,
En la espalda de Sin Nombre
Dalia Farfán
Anatolia Rivas Farfán
Cira Rivas Ballumbrosio
Felipe Carrillo Rivas
Es decir,
En mi espalda zigzageada con
herencia de quebranto y resiliencia
genealógica
Que es mi historia en desarraigo de
montañas neoandinas
Más exacta,
De tierras machupichuanas, dunas
de gris asfalto del desierto alimeñado
Más exacta,
Donde el río Matagente se desborda
en playa Lurinchincha
Inundando azahares transnacionales
y mis historias saltimbanquis de
activista ennegrecida en soledad.

Con el ego abrillantado, me
autobiografío,
Ahora que puedo ser letrada
Que escribo en tinta, teclado o touch
Pa’ reparar deseos muertos
De los años que mi Madre
su Hermana
su Madre
la Madre de su Madre
Es decir, Sofía Zegarra
Teófila Zegarra
Dominga de la Cruz
sin Nombre y Apellido
No pudieron coger pluma,
firmar nombre,
prosear llantos,
es decir,
letrar vida.

Mónica Carrillo, directora fundadora de Lundú, periodista, poeta y activista por los derechos de los afrodescendientes en el Perú, entrega este poema o modo testimonial.

Leyes y penalidades
antidiscriminatorias en el Perú


La Constitución Política del Perú en su artículo 2, inciso 2, dice: “Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole”; y en inciso 19: “El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación”.

Código Penal, artículo 323. Discriminación e incitación a la discriminación: “Pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de tres años, o con prestación de servicios a la comunidad de sesenta a ciento veinte jornadas. Si el agente actúa en su calidad de servidor civil, o se realiza el hecho mediante actos de violencia física o mental, a través de internet u otro medio análogo, la pena privativa de libertad será no menor de dos ni mayor de cuatro años”.

En el Congreso existen el Proyecto de Ley 5442/2020, Ley de Promoción de la Diversidad Cultural para la prevención y sanción del racismo y la discriminación étnico-racial, propuesto por el Ministerio de Cultura; y el Proyecto de Ley 5493/2020, Prohibición del racismo y toda forma de discriminación racial, propuesto por la congresista Arlette Contreras, en la Comisión de Justicia.


Glosario del racismo


Buena presencia: Práctica de racialización que consiste en exigir una estética basada en cánones europeos en donde el pelo afro o el uso de polleras se interpreten como apariencias poco profesionales en el ambiente laboral. Cuando vemos una convocatoria que pide ‘buena presencia’ entendemos la expresión codificada. Charapa, serrano: Deberían ser meramente gentilicios regionales, pero en muchos casos se usan de modo peyorativo. Una mujer ‘charapa’ o de la amazonía que migra a la costa debe enfrentar muchos estereotipos que pueden incluso atentar contra su seguridad personal. Algo similar se aplica para la palabra ‘serrano’, que como indica la historiadora Cecilia Méndez, no fue sino hasta el siglo XIX cuando se empezó a usar como sinónimo de indígena.

Color puerta/chaufa: ‘Soy color puerta’ es una expresión en broma muy usada por los jóvenes para develar una verdad incómoda: que a pesar de la mejora económica de la sociedad peruana todavía hay estructuras que discriminan y otorgan beneficios automáticos por la apariencia física, el color de piel y los apellidos.

Mote: Un popular grano andino de exportación se parafrasea también como burla para quienes tienen un acento en español con influencias de lenguas originarias como el quechua o el aymara. Por supuesto, esto no le ocurre a bilingües que hablan lenguas europeas como el inglés o francés. Esto mejorará si promovemos el respeto y aprecio por nuestra diversidad lingüística en el trabajo, entre amigos y familia.

Poblador: Este término usado mucho en contraste con la palabra ‘vecino’, nos dice mucho de cómo opera la idea de ciudadanía en nuestro país: los vecinos, ciudadanos plenos, viven en la llamada ‘Lima moderna’ y los pobladores viven en los nuevos distritos periféricos de Lima o en el resto del país. El racismo explícito se condena cada vez más, pero se mantienen estas alternativas veladas.

(Elaborado por Américo Mendoza Mori, literato sanmarquino y profesor y coordinador del Programa de Quechua de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos).
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