- el caso que lo llevaría a prisión
- la ruta que siguió el soborno
- Alejandro, no te escapas
- el estado de la extradición
Hace dos años que a Alejandro Toledo se le llama prófugo de la justicia. El 9 de febrero del 2017, el juez Richard Concepción Carhuancho ordenó 18 meses de prisión preventiva contra el ex presidente por recibir presuntamente— entre el 2006 y el 2010— US$ 20 millones de la multinacional brasileña Odebrecht a cambio de la concesión de los tramos 2 y 3 de la carretera Interoceánica Sur, el principal y más costoso proyecto de infraestructura vial durante su gobierno (2001-2006). Se trataba de la primera gran revelación de la constructora y que, de algún modo, nos mostraba la real dimensión de lo que sería el Caso Lava Jato en el país.
Como es evidente, la medida no fue ejecutada: un mes antes de la orden judicial, Toledo salió del Perú. El 11 de enero del 2017, el ex mandatario tomó un vuelo a Panamá para luego ir a EE.UU., país donde es residente. Desde entonces, lo que se sabe del ex mandatario provienen de sus publicaciones en redes sociales o cuando es captado en algún lugar público por un transeúnte informado sobre su situación legal. En mayo del año pasado, las autoridades peruanas presentaron un pedido formal de extradición a EE.UU. A raíz de lo ocurrido, una pregunta se repite con frecuencia en la opinión pública: ¿Cuándo veremos al ex presidente en el país? Y por lo general esta viene acompañada de una más escéptica: ¿Realmente vendrá?
El otrora líder de Perú Posible, Alejandro Toledo, fue arrestado el 16 de julio del 2019 en Estados Unidos. El motivo, y el marco del proceso por el cual hoy permanece detenido, se remonta a dos años y medio atrás, tiempo similar a su permanencia como prófugo de la justicia peruana.
El 21 de noviembre del 2016— un mes antes de que Odebrecht reconociera en una corte en Nueva York los millonarios sobornos que pagó en América Latina y África— el ex superintendente de la constructora en Perú, Jorge Barata, se confesaba por primera vez ante un fiscal peruano. Aquel día, frente al fiscal Hamilton Castro, Barata dijo que en noviembre del 2004 acordó con el ex presidente Toledo, a través de su jefe de seguridad Avraham Dan On, un soborno de US$ 35 millones por la licitación de los tramos 2 y 3 de la Interoceánica Sur. El contrato fue firmado en el 2005 y su valor final—con las adendas incluidas— bordea los US$ 1.340 millones.
Pero el soborno exigía más. Parte del acuerdo entre Barata y Tledo era que los plazos para la ejecución de la Interoceánica no fueran postergados y que las bases de la licitación estuvieran modificadas de tal manera que imposibilitara la participación de otras constructoras. Así, el consorcio que integraba la multinacional brasileña— junto a las peruanas Graña y Montero y JJC Contratistas Generales— quedaba como la mejor alternativa. Toledo, sin embargo, cumplió solo la primera parte, según contó Barata. Por eso, el pago se redujo a US$ 20 millones.
Barata dio detalles. Le contó al fiscal Castro que a inicios de noviembre del 2004, en el Hotel Marriot de Copacabana (Río de Janeiro), se reunió con Toledo, el amigo de éste Josef Maiman Rapaport junto a sus trabajadores Gideon Weinstein y Sabi Saylan, para establecer cómo se pagarían las coimas. Según Barata, se harían de forma escalonada y pagadas a través de una red de empresas ‘offshores’ que Maiman tenía en Europa y Centroamérica. Luego vendría una última reunión en Lima, a fines del 2004, para cerrar detalles.
Los pagos se empezaron en junio del 2006. Barata, quien ya tiene un acuerdo de colaboración eficaz con la fiscalía peruana, recordó que en el 2010, el ex presidente Toledo lo invitó a su casa de Camacho para manifestarle su preocupación debido a que la constructora se había atrasado con los depósitos prometidos. “Oiga, Barata, ¡paga carajo!”, le habría dicho.
La confesión de Barata ante el fiscal Castro cerraba un círculo. Desde el 2013, Toledo era investigado por las costosas compras inmobiliarias que su suegra Eva Fernenbug, una ciudadana belga de más de 80 años, hizo en Perú a mediados del 2012. A través de la empresa ‘offshore’ costarricense Ecoteva, Fernanbug desembolsó más de US$ 5 millones en la compra de una casa en la urbanización Las Casuarinas y una oficina en la lujosa Torre Omega en Surco, dos propiedades que el ex mandatario, según determinaron las investigaciones, manifestó un especial interés por adquirirlas. Además, con los fondos de Ecoteva se pagaron las hipotecas de las casas del ex presidente en Camacho (La Molina) y en Punta Sal (Tumbes). Por esta razón, la fiscalía pidió juzgar Toledo y los que participaron de las compras por presunto lavado de activos.
Esta es la dirección donde vive Toledo, según informó la embajada de EE.UU. en Lima a la fiscalía en enero del 2018. Se trata de un barrio en donde las casas tienen un costo de entre un millón a tres millones de dólares.El 1 de febrero del 2017, Odebrecht entregó pruebas que respaldaron lo dicho por Barata. Entregaron al fiscal Castro una constancia de 18 transferencias bancarias de ‘offshore’ y cuentas, hechas entre junio del 2006 a junio del 2010, que tuvieron como destinatario tres ‘offshore’ de Maiman (Trailbridge Ltd, Warbury and Co, Merhav Overseas Limited) y al ingeniero venezolano Lucas Valera, por un total de US$ 9’626,010. Era el inicio de la ruta del dinero. Seis días después, el fiscal solicitó 18 meses de prisión preventiva contra Toledo.
Por esas fechas, Maiman también empezó a colaborar. Antes había dado declaraciones difusas a las autoridades sobre el origen de los fondos de Ecoteva, pero esta vez, entre febrero y septiembre del 2017, le dijo a la fiscalía que efectivamente sus ‘offshore’ recibieron dinero de Odebrecht y que el ex mandatario estaba al tanto de lo sucedido. No solo eso. Contó que el dinero que recibió Warbury and Co (US$ 5'549,010.00) fue enviado—a pedido de Toledo— a una cuenta bancaria en Suiza de otra de sus ‘offshore’ de nombre Confiado International Corp, constituida en Panamá en el 2003.
Josef Maiman fue uno de los grandes y fieles amigos de Alejandro Toledo antes de que empezara su gobierno en el 2001. A mediados del 2017, decidió acogerse a la colaboración eficaz y contar su participación en la operación Ecoteva.Según Maiman, la cuenta de Confiado recibió un total de US$ 17.5 millones de pagos ilícitos de la constructora brasileña. Esta empresa depositó US$ 17’527,000.00 a dos ‘offshore’ creadas en Costa Rica: Ecostate Consulting S.A. y Milan Ecotech Consulting S.A, que en un inicio tuvieron como presidente a Avraham Dan On, ex jefe de seguridad de Toledo y quien habló primero con Barata sobre el soborno al ex presidente.
En noviembre del 2016, Jorge Barata confesó a la fiscalía que sobornó con US$ 20 millones. Luego de ello, vino el declive del ex presidenteComo es público, Ecostate y Milan Ecotech terminaron depositando US$ 16’370,255.98 a la empresa Ecoteva de Eva Fernenbug, entre marzo del 11 y diciembre del 2012, en su cuenta bancaria del Scotiabank en Costa Rica. Gran parte de ese dinero, como se sabe, se destinó para pagar los inmuebles en Las Casuarinas, la oficina en la Torre Omega y las hipotecas de las casas del ex presidente. Un total de US$ 6,5 millones que quedaron en Ecoteva se encuentran congelados por la fiscalía de Costa Rica a pedido de sus pares peruanos.
A simple vista, el círculo del dinero que empezó con Odebrecht y terminó en la compra de los inmuebles estaría cerrado. Sin embargo, esta historia presenta algunos vacíos. Por ejemplo, se sabe que la fiscalía de Suiza informó el año pasado que la cuenta de Confiado International movió alrededor de US$31 millones procedente de empresas controladas por la multinacional brasileña, un monto superior a lo declarado por Maiman.
Por otro lado, las autoridades peruanas reconocen que solo han identificado US$ 11 millones de los US$ 20 millones que Barata asegura haber dado al ex presidente. Desde la fiscalía, confían que completarán esos vacíos tras la firma del acuerdo de colaboración eficaz con Odebrecht. De igual modo, las fuentes remarcan que en el proceso contra el ex presidente se habla solo de un soborno de Odebrecht por los tramos 2 y 3 de la Interoceánica. No obstante, se tiene conocimiento que Maiman también confesó que la cuenta de Confiado recibió pagos ilícitos de la constructora Camargo y Correa por el tramo 4 de la misma carretera.
Así las cosas, la investigación contra el ex mandatario aún pueden traer más revelaciones. Sin embargo, la prioridad, de momento, está en lograr la extradición para que Toledo cumpla la prisión preventiva. Este proceso comenzó el martes 16 de julio con la detención del ex mandatario con fines de extradición por orden de un juez de California
1. Con los fondos de Ecoteva se pagó la hipoteca de la casa de Toledo en Punta Sal por un valor de US$ 277,308.96. 2. La 'offshore' creada en Costa Rica también pagó la hipoteca de la casa de Toledo en Camacho de US$ 217, 007.00. 3. La suegra del ex presidente compró esta casa en Las Casuarinas por un total de US$ 3’750,000.00. 4. Una lujosa oficina en la Torre Omega en Surco valorizada en US$ 882,400.00 también fue comprada con el dinero de Ecoteva.Esta es la ruta que siguió el presunto soborno de US$ 20 millones al ex presidente Toledo. Está dividida en dos etapas: el dinero pagado por Odebrecht a las ‘offshore' de Josef Maiman y las transferencias de las ‘offshore’ de Maiman que terminaron en la empresa Ecoteva. Si bien todavía está incompleto (las autoridades reconocen que solo han identificado US$11 millones), se ha logrado rastrear el circuito que siguió buena parte de los fondos utilizados en la compra de los inmuebles y el pago de las hipotecas.
El perfil del político que se forjó entre mentiras gratuitas, presuntas mega coimas y un apetito insano por los frutos del poder.
Por Fernando Vivas
Escándalos y destapes jalonan el paso torcido de Toledo por el poder. Repasaré su biografía, citando alguno pasajes de mi libro “Mis monstruos favoritos” (Aguilar, 2018). Toledo (Cabana, Áncash, 28 de marzo de 1946) quiso hacer gestión pública, con ambición política, desde que volvió al Perú a fines de los 70, con una maestría en economía de la educación, de Stanford. Se enroló en el Ministerio de Trabajo, al mando del célebre Alfonso Grados Bertorini. Tenía simpatías por Belaúnde, a quien más tarde pilló de referente:
“El símbolo carretero –horizonte, desarrollo, penetración, mapa, integración, conectividad- fue caro al ex presidente Fernando Belaúnde Terry que se afanó en construir la Carretera Marginal de la selva como una de las obras por las que quería ser recordado. A Toledo se le dio por cobijarse históricamente bajo las cejas del presidente arquitecto. Para homenajearlo poco antes de su muerte el 4 de junio de 2002, rebautizó esa pista, remachada por tramos durante su mandato, como Carretera Fernando Belaúnde. Y para cuadrar él mismo en la figura vial, y de paso cuadrar la caja del quinquenio (luego nos enteramos por el Lava Jato, que también la caja propia), licitó en setiembre de 2005 la construcción de la Interoceánica” (pág 109).
Toledo llegó a la presidencia en el 2001 con la promesa de cambio y defensa de la democracia tras la caída del régimen fujimorista.Aunque en su prematura autobiografía, “Las cartas sobre la mesa” (1995), cuenta que el primer gobierno aprista lo tentó con ofertas de trabajo, apenas participó en el directorio de un banco público. Durante el primer gobierno de Fujimori, apareció de vez en cuando en TV como comentarista de la economía. Y así llegó a su modesta candidatura en 1995, que le valió 5 congresistas que lo abandonaron mientras se refugiaba en sus clases de ESAN. En 1996 estuvo entre los primeros rehenes liberados por los terroristas que asaltaron la residencia del embajador japonés. Luego vino la reconciliación con Eliane Karp y una nueva campaña, que empezó sin tinte opositor, hasta que cobró cuerpo y no le quedó más remedio ni mejor receta que confrontar a Fujimori. Las dudas empezaron muy temprano, aunque la mayoría del país prefirió comérselas.
“Entre la primera y la segunda vuelta del 2000, cuando ya el régimen de Alberto Fujimori estaba bajo cuidados intensivos con vigilancia de la OEA y coalición resistente, a muchos nos sorprendió demasiado que Toledo no cancelara su participación en la segunda vuelta (...) En el peor de los casos, estaba comprometido en un esquema corrupto con el propio Montesinos (…). En el mejor de los casos, estaba amenazado” (pág. 144).
Enfrentar a Fujimori, cualquiera que fuera su relación con Montesinos, fue un juego peligroso supeditado a la ambición política y, hoy podemos sospecharlo, al apetito por los beneficios del poder.
“Alejandro estableció otro juego peligroso, esta vez de contabilidad. El aporte de Soros, que él mismo y sus voceros admitieron fue el principal soporte financiero de la campaña, fue parcialmente desviado a cuentas en Estados Unidos manejadas por su sobrino Jorge ‘Coqui’ Toledo Velásquez” (pág. 145).
La ex primera dama Eliane Karp acompaña hasta hoy al ex presidente en su regufio en California. Contra ella también se dictó prisión preventiva por el caso Ecoteva.De vuelta a la democracia, tras la transición paniaguista, Toledo no podía perder:
“Hizo click con el electorado porque tenía una historia que no podía perder en el mercado de los cuentos nacionales. Era imposible que no le ganase al cuento de Alan García redivivo aunque nunca redimido, que, además, peroraba para una plazuela inexistente. Alejandro improvisó un lenguaje con sentencias populares, frases hechas y jerga que se apropió para siempre, pronunciándola como si la acabara de inventar en los mitines concebidos para la campaña y para la tele. Cuando se agarraba el mentón y decía ‘este cachaaaarro’, su representatividad llegaba al paroxismo. No podía perder como no pudo perder Benito Juárez en el México decimonónico y ese referente lo invoca a cada rato (…) Para Toledo no podía dejar de tener sentido la frase ‘soy un milagro de la educación’ o ‘soy un error de la estadística’, en un país que había esperado medio milenio para reivindicar a su raza mayoritaria (pág. 114)”.
Una vez en Palacio, Toledo no fue ni chicha ni limonada, pues había pactado con extremos de izquierda y derecha. Incluso llevaba conservadores católicos en su equipo, como Luis Solari. No se ‘fajó’ por una promesa u otra, sino que demostró que lo suyo era, antes que una “cuarta vía al desarrollo”, para citar lo que le escribieron unos ayayeros, el disfrute de lo ganado, puro hedonismo político.
Una vez que estalló el escándalo de Ecoteva en el 2012, las apariciones de Alejandro y su quinta postulación en el 2016 se supeditaran a una estrategia defensiva. En el 2016, en su última campaña, Toledo y Eliane no apostaban por Palacio, ya estaban armando la coartada de la persecución política, de la misma especie de la que sus abogados estadounidenses intentarán defenderlo el viernes ante el juez de California, Thomas Hixson, que verá su suerte en una audiencia del viernes. Te esperamos, Alejandro.
En mayo del año pasado, el Estado Peruano envió a EE.UU. el pedido de extradición de Alejandro Toledo por los presuntos delitos de tráfico de influencias, colusión y lavado de activos. Lo último que se sabe es que el ex mandatario fue detenido el 16 de julio por orden de un juez de California. Con este paso, se inicia el camino de su extradición. Según el ministro de Justicia, Vicente Zeballos, el proceso puede durar un año.