Uruguay
Si hoy clasificar es casi una odisea, en aquel entonces para Perú fue más difícil arribar a Uruguay que hacerse con un cupo para el Mundial de 1930. Lo digo en sentido literal. Mientras que para estar en la primera Copa del Mundo de la historia solo hizo falta una invitación, para desembarcar en tierras charrúas se necesitaron dos travesías en barco y una en tren. Un viaje que en total duró 12 días. De no haber sido en Uruguay, probablemente Perú no hubiera participado en la Copa creada por el francés Jules Rimet. Viajar de un continente a otro, en ese entonces, era muy complicado. Los uruguayos se ganaron el derecho de ser organizadores por obtener la medalla de oro en fútbol en los Juegos Olímpicos del 24 y 28. Además, en 1930 celebraban 100 años de su independencia. La oportunidad era inmejorable.
Dos encuentros duró la presentación de Perú en el primer Mundial de la historia. El 14 de julio, en el estadio Pocitos de Montevideo, la selección nacional enfrentó a Rumanía. Un minuto después de iniciado el encuentro se anotó el gol más rápido de Uruguay 1930. Adalbert Desu colgó al arquero peruano Valdivieso. El primer tiempo fue dominado por los rumanos, pero en el segundo la actitud de los dirigidos por Bru cambió. Las mejores opciones pasaron a ser para los peruanos hasta que a los 75’ llegó el momento histórico. “Agarré el balón casi de volea con la pierna derecha y la mandé al otro palo”. La declaración pertenece a Luis de Souza Ferreyra, el delantero peruano que anotó el 1-1. Lavalle fue quien se escapó por derecha y lanzó el centro. Perú intentó ganarlo, pero Stanciu y Kovacs (79’ y 89’) anotaron.
El partido dejó otro récord para la historia: el peruano Mario de las Casas es considerado el primer expulsado de los mundiales. En ese entonces, no existían tarjetas rojas ni amarillas, pero el árbitro chileno Alberto Warnken lo sacó del partido. Había sido un encuentro brusco, tanto que Adalbert Steiner se fracturó la pierna por chocar con un peruano. Como no había sustituciones, los rumanos provocaron a los peruanos. Es así como, en un conato de bronca, Mario de las Casas es expulsado. “Lo vieron grande y lo echaron”, contó De Souza Ferreyra.
Ante Uruguay, el español Francisco Bru hizo ajustes defensivos. Maquilón, De las Casas y Pardón estuvieron brillantes en la zaga ante un equipo que era gran favorito para lograr el título, que finalmente obtuvo (4-2 frente a Argentina). Recién a los 60 minutos llegó el primer y único tanto de los charrúas. Lo marcó Héctor Castro. Fue el primer partido disputado en el Estadio Centenario de Montevideo.
Jugó en el Barcelona y dirigió al Real Madrid. Ganó la Copa del Rey de 1910 como azulgrana. Y en el banquillo merengue, las ediciones del 34 y 36. Fue periodista, dirigente y, por si fuera poco, árbitro. Se le podría dedicar una página entera al popular Paco (Madrid, 1885), quien fue el primer técnico de la selección española. Diez años después de ganar la medalla de plata con España en los Juegos de Amberes 1920, Bru fue contratado por la Federación Peruana de Fútbol. Falleció en 1962. Las negociaciones con Francisco se realizaron 45 días antes de que inicie el Mundial del 30. La preparación, por lo tanto, no fue la ideal.
El Museo del Fútbol de Uruguay, 50 años después del Mundial del 30, recibió un objeto histórico de manos de un peruano. Antonio Maquilón, capitán de Perú en la primera Copa del Mundo, entregó su chompa a las autoridades de la AUF (Asociación Uruguaya de Fútbol). Su camiseta tenía un significado muy especial. En el 30, el Estadio Centenario se inauguró con el Perú vs. Uruguay de la fase de grupos. Fue victoria 1-0 para los celestes. Un 1-0 muy luchado, en el que la defensa peruana, comandada por Maquilón, dejó huella.
Antonio Maquilón nació el 29 de noviembre de 1902 y, según las crónicas de El Comercio, era un defensa férreo. Debutó en Sportivo Tarapacá, pasó por el S. Italiano y cerró su carrera en el Atlético Chalaco en 1935.