Argentina
Desde el golazo de tiro libre de Teófilo Cubillas a Escocia hasta el tan comentado 6-0 ante Argentina. En este torneo se pasó del júbilo del buen fútbol a la debacle de una goleada.
El no clasificar a Alemania 74 se olvidó rápido. Un año después, Perú tocó la gloria. De la mano de Marcos Calderón, la selección se alzó con la Copa América.
Eran los mejores años de la Blanquirroja. La dupla Cubillas-Sotil estaba en su esplendor. César Cueto se hacía un espacio en el equipo y demostraba, día a día, que su zurda estaba para el once inicial. Chumpitaz ya era una estrella internacional.
Muñante y Oblitas, dos monstruos por las bandas. Uno derecho, el otro izquierdo. Velásquez dominaba a su antojo el mediocampo. Hoy se hablarían maravillas de él. Talento sobraba.
Así llegó el 26 marzo de 1977. El Estadio Nacional estaba repleto. El rival era Chile, como en el 74. Esta vez no podíamos fallar. Era la oportunidad de cambiar la historia y eliminar a los sureños. El triunfo no nos daba la clasificación directa, pero sí nos enviaba al triangular final. Oblitas y Sotil marcaron los goles de un 2-0 jugado con intensidad, bajo el aliento incansable del público. Fue la mejor parte de una clasificación que se concretó con un 5-0 sobre Bolivia.
España 82 fue el último Mundial de Perú, pero nunca se hablará tanto de esa edición como de Argentina 1978. Imposible olvidar el gol de Cubillas de tiro libre contra Escocia. Si hoy es considerado uno de los mejores goles de pelota parada en la historia de los mundiales, imagínense lo que fue en ese entonces. En una posición perfecta para un zurdo, Teófilo hizo lo imposible: pegarle al balón con la parte externa de su pie derecho.
Solo así podía imitar la pegada de un izquierdo. Hoy, Alan Rough recuerda orgulloso haber recibido ese tanto. Significó el 3-1 final y el doblete del ‘Nene’. Cueto había abierto la cuenta. En Lima, cuando se inició el encuentro, no había un alma en las calles.
El mundo ya hablaba de lo bien que jugaba Perú. De su mediocampo, de su toque, de su fútbol vistoso. Mientras tanto, Marcos Calderón preparaba el duelo contra Holanda. La ‘Naranja Mecánica’ de Neeskens, Rensenbrink y Krol. La Holanda que llegó a la final del 74, que perdió ante Alemania, y buscaba revancha. El 0-0 final supo a victoria. ¡Triunfal empate con Holanda! fue el titular de El Comercio después del encuentro jugado el 7 de junio.
Perú estaba camino a avanzar a la segunda ronda, como lo hizo en 1970. Faltaba la selección de Irán. Teófilo Cubillas, literalmente, se dio un banquete en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba. Un ‘hat-trick’ ante los asiáticos selló un 4-1 contundente. Terminó la primera ronda y la revista “El Gráfico” aseguró que Velásquez, Cueto y Cubillas integraban la mejor volante del Mundial. La selección había tocado el cielo.
Brasil, Argentina y Polonia. A Perú le tocó bailar con la más fea. En un Mundial sin cuartos de final y con una segunda ronda de ocho equipos divididos en dos grupos, la selección tenía un reto durísimo. Y el 14 de junio todo se inició mal. Brasil, con Zico a la cabeza, nos goleó 3-0.
Nada estaba perdido, sin embargo. Faltaban dos partidos (4 puntos en disputa en ese entonces) y Calderón confiaba en el equipo. Polonia acabó con nuestro sueño. Szarmach, tras un error de Navarro a los 65’, decretó el 1-0 definitivo.
De lo que sucedió el 21 de junio de 1978 se sigue hablando y se hablará por siempre. Argentina, local en el Gigante de Arroyito, necesitaba ganar por más de cuatro goles para clasificar a la fase final de su Mundial. Perú estaba envuelto en mil suspicacias, con Quiroga –rosarino de nacimiento– en el centro de la discusión.
En el arranque, Perú tuvo la chance de anotar dos veces a través de Muñante y Oblitas. A partir del 21’, con el gol de Kempes, el partido se descontroló. “Creo en la honradez y honestidad de mis jugadores. Lo que pasó es que jugamos contra un adversario que imperiosamente necesitaba ganar y no cesó nunca en sus remates al gol”, declararía Calderón.
Rodulfo Manzo, contratado tras el Mundial por Vélez Sarsfield, ocasionó una oleada de sospechas. Tras el vergonzoso 6-0 sobre los nuestros, Argentina pasó a la final, en la que venció a Holanda, en la prórroga, 3-1. La Albiceleste de Menotti se llevó la corona, Perú se despidió como protagonista de una de las páginas más bochornosas de la historia del fútbol mundial.